Cuando llevamos dos meses de curso, y los niños se han adaptado a su rutina escolar, tiene lugar la primera fiesta del curso. Es una celebración sencilla: se adorna el patio; se canta y baila una canción referida al otoño y se comen castañas asadas. ¡Todos juntos: los más de 650 alumnos, sus maestros y cuidadoras!
En las clases de plástica se han preparado murales para adornar el patio. Madres y padres ayudan a colocarlos y también se encargan de las castañas.
Previamente al baile, los mayores, ayudan a pintar y a vestirse para la fiesta a los más pequeños.
Posteriormente en el patio se hacen lecturas alusivas al otoño.
Y al final, ¡Castañas para todos, baile y juego!
Esta tarde de convivencia posibilita que grandes y pequeños se mezclen sintiendo que forman parte de su colegio.
Es sencilla esta fiesta, pero un revuelo de voces infantiles, y una actividad en común, le dan el sentido que merece y que no debe perder nunca de perspectiva un centro educativo.
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